Imaginemos que te han invitado a la cena familiar de tu pareja o mejor amiga/o. Has decidido comprar un buen vino y ponerte tu mejor ropa. Todo estaba yendo muy bien hasta que, por supuesto, empezaron a hablar de política. Por suerte, has leído mucho sobre psicología y sabes que es cierto que Dios los cría y el viento los amontona: Las personas se sienten más atraídas hacia otras parecidas a ellas mismas. Por este motivo, has decidido expresar tu opinión sólo cuando estés de acuerdo con los demás. Sin duda, es una muy buena estrategia. Diversos estudios han demostrado que las personas no sólo prefieren interactuar con gente similar, sino que también piensan que quienes comparten su misma ideología política son mejores para resolver tareas cognitivas, incluso si las tareas están relacionadas con temas políticos. Simplemente por compartir las mismas opiniones políticas con los miembros de la familia, has logrado agradarles y que te consideren inteligente e interesante.
La velada continuó y con ella las discusiones. Has notado que sólo algunas de las personas se han mostrado políticamente coherentes en una amplia y diversa gama de temas. Este grupo ha expresado o bien todas opiniones liberales o bien todas conservadoras. Pero, la ideología política de los demás comensales no quedó del todo clara. Y, además, las discusiones se trasladaron a temas cada vez más controvertidos y aparecieron opiniones ambiguas y ambivalentes. ¿Cuál hubiera sido una buena estrategia en este escenario?
(Traducción: Discutir sobre política en las reuniones familiares es una excelente forma de intercambiar diferentes puntos de vista. Dijo nunca nadie.)
Con preocupaciones similares en mente, hemos realizado tres estudios en tres países diferentes. Contábamos con la hipótesis de que, más allá del efecto de la similitud, la atracción interpersonal en el dominio de la política depende de otras dos variables: la coherencia y la convicción.
Consideramos que alguien es políticamente coherente si sus opiniones son consistentes sobre diversos temas. Por ejemplo, una persona que está a favor del matrimonio entre personas del mismo género y también está a favor de la interrupción voluntaria del embarazo es coherente. Podemos resumir su posición diciendo que es liberal (en lo social). Por otro lado, otra persona que es pro-vida y apoya el matrimonio igualitario tiene una visión conservadora y otra liberal. En este caso, no resulta sencillo resumir su postura con una descripción más breve. La convicción, por otro lado, se define en función de si una persona se muestra indecisa sobre un tema o si sostiene su postura con seguridad y determinación.
En dos eventos TEDx (en Argentina y Portugal) hemos realizado dos experimentos multitudinarios en los que ha participado todo el público en vivo. En primer lugar, se les preguntó si estaban de acuerdo o en desacuerdo con cinco frases sobre política cuidadosamente seleccionadas. Después de haber realizado una encuesta online que incluyó 16 frases en cada país, hemos seleccionado las frases con mayor desacuerdo entre los 230 encuestados. De esta forma, nos aseguramos de observar opiniones diversas en los experimentos en vivo.
Argentina Los estudiantes secundarios deberían poder tomar el colegio como forma de protesta. El gobierno debería garantizar una cuota mínima de personas trans entre sus empleados. El gobierno debería subsidiar la transmisión de los partidos de fútbol argentino. Las universidades públicas no deberían ser gratuitas para quienes puedan pagar por su educación. Argentina debería firmar acuerdos comerciales bilaterales con EE.UU. Portugal El gobierno debería garantizar una cuota mínima de mujeres entre sus empleados. Todos deberían usar el transporte público en vez de automóviles personales. Se debería prohibir fumar en todos los espacios públicos. El consumo de drogas no debería despenalizarse por completo. Las universidades deberían ser aranceladas para todos. |
Luego, se les pidió a los participantes que discutan las cinco afirmaciones con la persona que estaba sentada delante o detrás de ellos (así nos hemos asegurado de que no se conociesen de antemano). Finalmente, tuvieron que calificar a su interlocutor reportando si les parecía agradable, encantador, inteligente y honesto.
Hemos encontrado y podido replicar que la atracción interpersonal aumenta a medida que aumenta la coherencia y la convicción de la otra persona. Además, es importante notar que la impresión que tenemos del otro no es recíproca: las personas con opiniones políticas ambivalentes e inciertas se muestran más atraídas por quienes son coherentes y confiados que viceversa.
Entonces, ¿podríamos concluir que lo mejor en la cena familiar sería expresar opiniones firmes y coherentes? Los resultados que hemos presentado hasta el momento se basan únicamente en datos observacionales y, por lo tanto, podrían ser consecuencia de alguna otra variable que no hayamos medido. Por este motivo, hemos realizado un tercer estudio en el que manipulamos experimentalmente la coherencia y la convicción de distintos perfiles al mismo tiempo que medíamos la atracción interpersonal.
Finalmente, manipulamos experimentalmente las variables de interés en un experimento online con participantes de Estados Unidos. Presentamos distintos perfiles ficticios de Twitter que tuitearon sus opiniones sobre temas políticos controversiales. Una vez más, hemos observado que los perfiles coherentes y con alta convicción fueron calificados como más atractivos que aquellos con baja coherencia y baja convicción. Además de confirmar los resultados ya observados, este estudio experimental sugiere la existencia de un efecto causal de la coherencia y convicción de una persona sobre la impresión que genera en los demás, más allá de la influencia de la similitud.
La gran mayoría de los trabajos realizados hasta el momento han señalado a la tendencia a interactuar con personas similares como la principal causa de la existencia de cámaras de eco y segregación. Sin embargo, nuestros resultados sugieren que tal suposición simplifica la verdadera complejidad de las interacciones en contextos políticos. Observamos una preferencia hacia las personas que comparten la misma orientación política en forma clara y que se penaliza a quienes no toman partido o expresan poca convicción. ¿Podrían estos mecanismos asimétricos estar causando la actual extremización y polarización de las opiniones políticas?
Tal vez, en la próxima cena familiar, se discutan estos temas.
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